23 julio, 2007

Resignación

Con vos he aprendido lo frugal que son las personas en la vida. Que no hay manera de atraparte más que dejándote espacio para que decidás por vos mismo atarte a mí. Y es que no hay manera, aunque te abrace fuerte, tengo que soltarte para poder respirar.

Despedida

Voy a saber cuándo es la última despedida que tendremos. Es espantoso pero en realidad siento cuando es la última vez que voy a ver a alguien. Detesto esa sensación, la reconozco pero no lo digo. Solo me despido con la mirada y me voy. Con vos no lo he sentido nunca pero como me decís que te podés morir este año, estoy atenta a las señales.
Si quiero que no te murás es por mi egoísmo. Vos, amigo de todos, pero alma de nadie. Amor de muchas pero dueño de ningún corazón. La personificación de mi fe, la voz de apoyo de mi caminar. El secreto de mi deseo.
Me gustaría que mi hijo te conociera para que le contés cómo me has visto crecer desde que soy una niña hasta ahora. Que fueras el testigo de mi progreso. Que estuvieras al otro lado del teléfono para hablar, para oírte reír, para oírte.
Creo que lo bueno es que estoy advertida... Me vas a hacer tanta falta que desde ahora lloro tu ausencia. Muchos necesitamos de vos. La pregunta es si necesitás de nosotros o si ya estás satisfecho con lo que has hecho y las personas que has conocido. Si tenés un banco de memoria donde descansar orgulloso de tan buenos recuerdos.
Saber que estás en algún lado, cerca, me tranquiliza. Estar con vos, me llena. De mi parte te agradezco cada segundo que hemos estado juntos y cada vez que desde lejos pensamos en el otro. De una vez te digo que cuando vos murás, morirán contigo un sinnúmero de sensaciones que tienen tu olor como sello.