28 octubre, 2006

Paréntesis

Son extraños pero cuando llegan, me vacían...
Hoy es uno de esos días en que no puedo mentir. Y quiebro las promesas de guardar secretos. Cuando no pienso en mis palabras y digo impertinencias. Y digo la verdad en la cara de las personas. Cuando me permito caminar por la misma calle varias veces y en la misma dirección.

Es cuando me meto en problemas éticos. Cuando me doy el derecho a equivocarme. Es de esos días en que puedo llorar con sinceridad. Cuando me descubro a mí misma, cuando me siento ser humana. Hoy es uno de esos días que ando sin máscaras, y no me preocupo en ser lo que soy.

27 octubre, 2006

Anoche

Tengo la duda si ayer estuviste en mi sueño o si estaba pensando en vos antes de dormir...

26 octubre, 2006

Reflexión de la semana

Demasiado inteligente para considerar el suicidio.

23 octubre, 2006

Premonición


Me desperté llorando.
Tuve un sueño extraño como todos, y harto desesperante como nunca. Vi ante mí a la persona que durante décadas he odiado. Lo vi ya viejo, solo, triste y en los últimos años de su vida. Y sentí los mil y un años que pasamos peleando en silencio. Recordé el tiempo que invalidábamos cada palabra, gesto y acción del otro, fuere en buen humor o no.
Lloraba tanto en el sueño, desconsoladamente... Tanto tiempo de odio y desprecio que por puro gusto amargaron mi pasado. Y cuando venga la muerte redentora, mi llanto no cesará. Seguiré arrepentida de los errores que mi maldito orgullo forzó.
Me desperté llorando.

19 octubre, 2006

Vuestros vicios

Maldito el orgullo que sube el horizonte de su mirada.

Maldita la líbido que usa los cuerpos de personas con sed de amor verdadero.

Maldita la codicia que intenta llenar su vacío interno con lo inerte.

Maldito el apetito voraz que se quiere comer al mundo entero y más.

Maldito el mal de ojo.

Maldita la furia que violenta la tranquilidad de los ciclos mentales.

Maldita la arrogancia vomitiva de las narices altas.

Maldita la pereza que deja a miles aguardando la hora en que los hombres de nombre pero no de valor, actúen.

Nuestros vicios. Nuestra deliciosa perversidad.

17 octubre, 2006

Sin palabas

Ese encuentro no pudo ser mejor... No hubo ni una sola palabra. Mantuvimos la sobriedad con total ausencia de contacto físico. En parte, por mi miedo de volver a sentir de cerca el calor de su piel. Esa textura a la que me acostumbré tanto.
Creo que no podría pasar a su lado y evitar fundirme en sus brazos, y devolverme en el tiempo donde eso era permitido. Vi en la distancia al hombre que en algún momento quise y que así como rápido vino, rápido se fue. Ahora no puedo decir con certeza si dejé huella en su vida. Si habré querido en vano. Si a pesar de todo, se dio cuenta que era de verdad.
Confieso que volvería por los buenos momentos. ¿Quién no? Pero las relaciones se gastan y por alargar su fin, uno se desgasta más. Es triste cuando se descubren las grandes diferencias que separan y que no se complementan.
No pienso en mi media naranja. Pienso en cuando uno escoge pasar el resto de su vida con una persona. No conozco ese sentimiento en su total magnitud, pero lo he vivido. Y a pesar de que dura unos días, es maravilloso. Uno se siente grande, completo, indestructible. Imperecedero.

13 octubre, 2006

Cadencia

En la oscuridad del teatro, cerré los ojos y me dejé sincronizar con las frecuencias de las notas musicales. Yo vibraba. Pero ¿qué tenía esa canción que me inspiraba fuertemente? Ante tu ausencia, me contuve y esperaba la hora en que afuera del teatro me estuvieras esperando. Y anonadado, recibieras en tu abrazo a una muchachita que se lanza hacia vos y te arrolla con fuerza. Desde esta noche y hasta la última, te aseguro que no pasaré en vano por tu vida.

08 octubre, 2006

Con doble llave

Sin pensarlo mucho y con decisión, cerré la puerta. ¿Estarás ahí adentro conmigo? Todavía no lo sé. El lugar está oscuro. Tengo en mis manos unos fósforos para prender las candelas. Tengo miedo de ver y no encontrar nada. No sé si te habrás escudriñado con ligereza por entre la puerta o si saliste por las ventanas aún abiertas. Está tan oscuro este aposento. No te escucho. No te siento.
Mi corazón se esfuerza por hacerme sentir viva, tanto que mi pulso me tiembla. Con un torpe movimiento quiebro las cerillas al rozarlas con el metal áspero de la cajita. Un fallo o una oportunidad. Lo prendo y veo algo enfrente mío. Soy yo, mi reflejo en un espejo. Creo que no hay nadie. Es el fin de una historia, un soplo apagó la llama, y el comienzo de otra.

01 octubre, 2006

Quietud

Llovía
Estabamos frente a frente.
Lo suficientemente cerca para sentir el calor y lo suficientemente separados para darle espacio a todo lo que no podíamos decirnos.
No olvidaré esa mirada, tan fija pero sin intimidar, como queriendo recordar esos ojos que no volvería a ver.
Las gotas de la lluvia, la única caricia permitida.

Frías al inicio, consuelo al final.

tic, tac, tic, tac,tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic, tac

¡La vida se me está yendo muy rápido, sobre todo cuando lo pienso en vez de vivir!