Evolución de un sentimiento
Y así terminaba una velada bella. Repasé las varias ocasiones en que esa noche, mi vacío interno me impulsó a lanzarme a sus brazos para que mis labios tocaran los suyos. Pero como la vida es justa, esta vez fue él, quien con su caballerosidad característica, me rechazó a la mitad de la noche sin tener que emplear una sola palabra para hacerlo.
Al final del día, estábamos los dos sentados en el carro hablando del amor; y en detalle, acerca de un amor simple y sincero entre dos personas que desean querer, ¡punto! No sé si él habrá pensado lo mismo, pero en mis adentros lo consideré para ese experimento de simplicidad emocional.
Él intentó tomar mi mano pero yo no reaccioné. Por eso entonces, ambos nos sentamos con las rodillas apuntando hacia el otro; y los dos, cada uno, con sus ambas manos juntas, como imaginándonos lo que sería estar tomados de la mano con quien teníamos a la par.
