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Execro

Pero gracias a Dios que me libró del peor error de mi vida: engancharme. La bola le cayó a otra persona, ¡y enhorabuena! Se la tendrá que enterrar todos los días. Mis más sinceras condolencias. No quiero jugar de hechicera pero créanme más de una vez habrá un grito en silencio de desesperación porque la mente-corta no le brinda comprensión. Más de una vez habrá un pensamiento que autoflagele su conciencia por no haber visto a tiempo las señales de que esto no valía la pena. Que el valor que tuvo fue por su esfuerzo, por su entrega, no por la retribución. Habrá noches quietas que se convencerá de que a veces el amor no se debe luchar.

No creo tanto en que los polos opuestos se atraigan. Dos piezas de rompecabezas son disímiles pero están hechas del mismo material y forman parte de una sola figura. Fueron cortados por el mismo bisturí y al segundo de ser piezas, y los revolvieron en una caja. Tantas piezas parecen que calzan pero no, solo esa y nada más. La suerte es que los encuentren. Ojalá no se haya caído uno debajo de la alfombra o debajo de ese mueble que nunca se mueve de lugar.

Tanto puede pasar y tan poco puede quedar.