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A tiempo

Asombrosamente en todas las aceras por las que pasó habían parejas de hombres hablando entre sí con los brazos cruzados y la cara seria. Ninguno de ellos divisó a la muchachita que caminando con pasos largos intentaba calmar a su alma que quería salir corriendo.
Dos veces salió a caminar y las dos veces que regresó a su casa, al cerrar la puerta empezaba a llover. Ese detalle llamó su atención.
Mientras oía la lluvia estrellarse en el techo, pensó con una sonrisa tímida en sus labios: "Nunca llegó a tiempo para llorarme encima".

Hermoso... Interesante simbolismo...

Gracias Xand.
Bienvenido de nuevo a mi blog.

... lo real maravilloso ...
así lo llamaba Carpentier.

pero por qué razón la lluvia se niega
a entregarte su frescura...

será que sabe que llevas mucha lluvia por dentro.

te propongo mostrarle un poco de sol, verás como se vuelve una contigo

Viento: Es verdad, un poco de sol no hace daño.

muy bello

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