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En desalojo

No pertenezco a ningún lado y por eso voy errante en este mundo donde parece que todo tiene dueño.
A mi cuerpo no lo han devorado aún los conquistadores de tierras vírgenes, ni han venido hombres con sed de lugares desconocidos.
Me mantengo escondida bajo mis túnicas de telas ligeras y olor a musgo maderoso.
Sobre mi cabeza cae la oscuridad mística de la noche y me cubre con la suavidad de una cascada de plumas bordadas.

Así vivo,
feliz,
libre,

bella.

Las tierras vírgenes son también indómitas
y salvajes.
Y más parecen escoger a su conquistador
en vez de ser éste quién las escoge para ser conquistadas.
Uno a uno caen los exploradores,
presa de la inanición y la sed, en una tierra
bella que se niega a entregar sus frutos.
Pero llegará aquel cuya voluntad se aferre a su objetivo
y al fin con el beneplácito terreno
descansará en tus valles y
llenará con su aliento tus colinas
hasta perderse en espesuras de
abismos insalvables.

nara, es la primera vez que visito tu blog y este maravilloso post me parecio esquisitamente bello, hare un link desde mi blog hasta aqui claro si me lo permites, mi blog es este: http://cansadodeestarcansado.blogspot.com/ si no queres que haga el link solo entra y comenta en algun lado...

La gran ventaja de la tierra es que puede regenerar su sabor a madera y aún acentuarlo... Los conquistadores no se llevan nada pues la tierra del alma libre es aquella que conoce la forma de amarse, al punto de que las pisadas ajenas y propias no dejen rastro, pero ella deja siempre granos de arena en las suelas de los zapatos de aquellos que sin alma, quisieron pisotearla...

¿Mientes?

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